COMIENZA NUESTRA ESPERANZA

December 2, 2017 radioluz
Nos encaminamos hacia una celebración entrañable, la Navidad. El Adviento que hoy comienza es el tiempo apto para prepararnos a la venida de Cristo practicando las obras de misericordia y no poniendo nuestro corazón en las cosas pasajeras sino en los bienes eternos.
Hermanas y hermanos:
1.  Nuestra existencia es como una noche. Puede ser larga y oscura si miramos nuestra impotencia, nuestra debilidad, nuestro pecado pero esto no significa que seamos “hijos de las tinieblas”. Estamos esperando una visita personal de Jesús y esto nos obliga a estar atentos a “los signos de los tiempos” que nos indican la cercanía del gran día. Ciertamente Cristo ha venido ya en la primera Navidad. Y ahora vuelve a venir, aquí en donde estoy, en lo que hago, si mi corazón está dispuesto a acoger su manera de venir como una luz. En la misa de Navidad Isaías nos dirá: “El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz”.
2.  El adviento es tiempo de espera y de preparación al nacimiento del Salvador. Hay que aprender a esperar. El atalaya se mantiene de pié sobre los muros de la ciudad, no grita, no se pone nervioso, no se desespera. Nosotros aprendemos a vigilar en la oración y la esperanza, porque sabemos que ya llega el Señor. Vigila el que mantiene abiertos los ojos del espíritu para ver la luz verdadera; vigila el que con sus obras demuestra su fe; vigila el que rechaza las tinieblas de la mediocridad y la negligencia; por eso S. Pablo añade: “Vigilad y no pequéis, es hora de despertar”.
En adviento deben multiplicarse las iniciativas de oración y de servicio al prójimo. Mayor recogimiento en el templo, mayor participación en los cantos y plegarias, el uso de los símbolos como la corona de adviento, la práctica de la penitencia reparadora y de la purificación en la confesión.
3.  A los grandes y a los chicos motiva mucho la preparación del pesebre con sus figuritas, sus ángeles y pastores. Pero en el centro está la cueva o la cabaña como el corazón de toda la escena. Preparar el corazón es amar en acción. No podremos ver ni recibir al Salvador hecho niño si no aprendemos a verlo a través de nuestros hermanos que sufren. Tenemos por delante cuatro semanas de solidaridad, de esperanza y de alegría para crecer como cristianos.
 “Para amar a una persona hay que acercarse a ella” decía la Madre Teresa de Calcuta. “No atiendo nunca a las multitudes sino solamente a las personas”. Jesús nos ha enseñado el arte de amar: Amándonos primero, gratuitamente, sin esperar ser amado. Amando a todos, incluso a los enemigos; amando sin medida hasta dar la propia vida. Hermanos: Preparémonos durante este adviento mediante la práctica de la caridad. Estemos más cerca de todos, pero especialmente de nuestros hermanos más necesitados.