ZAQUEO, HOY TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA

October 29, 2016 radioluz
2015-11-17-07-38-58Hermanas y hermanos:
Cristo nos invita a hacer una parada en la vida. Quiere encontrarse contigo. Él sabe cómo se encuentra cada uno, sus cosas, sus ocupaciones y su remolino de trajín: de la casa a la escuela, de la escuela al trabajo, del trabajo al colegio, del colegio a la casa, de la casa a las compras.
Conoce el esfuerzo de nuestras manos desgastadas por la jornada. Sabe con lo que contamos: agua y tierra, lodo. Pero sabe también todo lo que lo necesitamos. Por eso, al vernos como a Zaqueo en el sicómoro de la oficina, de la tienda, del hogar, nos mira y nos llama: “hoy tengo que alojarme en tu casa”.
1. Zaqueo quería ver a Jesús, pero muchas cosas se lo impedían. Era bajito y pecador, pero era un hombre decidido y encontró la manera de superar los problemas. Por una razón o por otra, Zaqueo soy yo. Es una llamada que exige una respuesta.
La llamada rompe nuestros esquemas y nos despierta del letargo del ir y venir. Un “hoy” que se realiza. ¿En dónde? “¡en tu casa!”; es Jesús quien lo pide, no yo. Un día toca a tus puertas y te dice: “dame hospedaje”. Jesucristo no violenta, conoce nuestros pies empolvados de tanto andar.
2. No es común que la salvación de un hombre comience con el deseo de subir a un sicómoro para ver a Jesús como le ocurrió a Zaqueo; y mucho menos que termine en un banquete en donde reparte toda su fortuna. Sin embargo, basta recordar la historia de nuestro encuentro con Cristo para descubrir detalles aún más sorprendentes.
Es todo un misterio, pero la verdad es que no podemos buscar a Dios si antes no lo hemos encontrado. Jesús siempre escucha, pero también pide ser escuchado “hoy”. No mañana. “hoy”. Una sesión continuada. Aunque estés cansado y fastidiado, él te comprende, pero ¡hoy!
3. Conocer a Jesucristo y amarlo es el principal deber de un cristiano. Hoy quiere entrar a la casa de cada uno y hemos de abrirle las puertas de par en par. Donde entra Él todo se llena de alegría y salvación. Nuestra vida se transforma. “Donde entra mucho el sol, dice Santa Teresa, el alma ve su miseria, toda se ve muy turbia”.
Cristo está alargando la mano como pordiosero: “¡por favor, hoy!”. No te pide que descuides tus deberes, sólo quiere estar un día contigo, en tu casa, para que la llama incendie y consuma tu corazón de amor. Quemarse, no es lo mismo que abrasarse. Lo primero todo el mundo lo alcanza, lo otro muy pocos se atreven. Te pide sencillamente entrar y esto implica un espacio en tu corazón. Atiéndelo, trátalo como huésped.
¡Sólo un día! ¡Dios es tu huésped, alégrate, que el Gozo entrará en ti si lo recibes! Muéstrale tu casa, que se sienta bienvenido. No descuides los detalles de limpieza y orden y verás que el día con minúsculas se hace Día con letras grandes.