DIOS CUMPLE SUS PROMESAS

December 11, 2016 radioluz
Hermanas y hermanos:
Seguramente nos ha impresionado esta breve entrevista que hicieron los discípulos de Juan Bautista a Jesús. Su Maestro está en la cárcel por la maldad de Herodes. ¿Quién preparará entonces el camino a la llegada del Mesías? “¿Eres tú el Mesías que esperamos?” Le preguntan con ansiedad. Y es que todas las esperanzas se centran siempre en Aquel que puede salvarnos del mal, fortalecernos en la lucha, fundar un nuevo pueblo. La respuesta de Jesús es la garantía de que Dios cumple sus promesas: “Los ciegos ven, los paralíticos, caminan, los leprosos quedan limpios”.
1.  Todos hemos tenido que sobrellevar alguna vez la soledad, el vacío interior, la falta de afecto de otras personas, la pobreza, la inseguridad laboral, la salud precaria o la muerte de un ser querido. Es en esos momentos cuando más necesitamos una mano amiga que nos sostenga. ¿No podríamos ser también nosotros esa mano amiga, la mano de Cristo, para nuestros hermanos que sufren?
2.  El Aviento nos anuncia la venida del Señor y es por eso que estamos alegres. La Misa de hoy comienza así: “¡Laetare!” “¡Alegraos porque el Señor está cerca!” Pero para que nuestra preparación no sea en vano tenemos que hacerla en el desierto, en el silencio y en la oración. El desierto está cerca de nosotros: las familias de los sin trabajo, los emigrantes explotados, las discotecas y la droga, el lujo desafiante de algunos. Este desierto debe volver a florecer, como dice el profeta Isaías. Todo, en esta Misa, nos habla de esperanza: “¡Ánimo, no tengáis miedo!” La salvación nos llegará del Niño que va a nacer en Belén.
3.  El testimonio de los buenos cristianos puede cambiar el mundo con la paciencia y convertir muchos corazones sin recurrir a la violencia. Pero muchos se preguntarán: Si Cristo que era el Mesías verdadero no logró cambiar el mundo, ¿Cómo voy a mejorarlo yo? Y la respuesta la encontramos en el Evangelio de hoy: Proclamando la nueva noticia de la salvación con mi propia vida. Es decir: Colaborando en la curación de los enfermos, ofreciendo compañía y consuelo a los que sufren solos y abandonados, enseñando la verdad a los que están ciegos por los vicios y las ideologías; porque entonces será Cristo el que actúa a través de mí, cumpliendo sus promesas de salvación.
               Con Jesús comienza un mundo nuevo. Lo que a los hombres les parecía imposible, será una realidad si nuestros hogares se convierten en una comunidad capaz de creer, de esperar y de amar. Y cada uno encontrará una renovada energía de vivir. Somos los continuadores de aquellas comunidades que estaban naciendo en torno a Jesús hace dos mil años. Que esta Eucaristía nos ayude a confiar y a creer en esta salvación. Así sea