A LA SOMBRA DE JOSÉ

December 18, 2016 radioluz
Nos hallamos a las puertas de la Navidad. El ambiente respira ya todo lo bueno y lo menos bueno que los hombres hacemos para celebrar una fiesta. Villancicos, regalos, alegría. ¿Alegría? ¿Realmente lo que sentimos en estos días es alegría, o todo se reduce a unos días de distracción en los que nos olvidamos de los problemas, de las angustias, de las insatisfacciones del resto del año?
Hermanas y hermanos:
1.  En este cuarto domingo de Adviento la figura de María está presente de manera muy especial. Sin ella no podría haberse realizado la redención del mundo. Jesús viene al mundo a través de María, porque ella fue capaz de aceptar humildemente que la fuerza del Espíritu Santo actuara sobre ella y la fecundase e hiciera nacer dentro de ella al Mesías, al Salvador.
2.  Eso que hizo María es lo mismo que debemos hacer nosotros, dejando actuar al Espíritu Santo. ¡Cuántas veces ponemos barreras y no permitimos que nos transforme! ¡Cuántas veces preferimos aferrarnos a nuestras rutinas, a nuestros temores y prejuicios, no vamos con el corazón limpio y abierto, no sabemos mostrar a Cristo a los hombres! Y entonces, en lugar de darle a Jesucristo, les damos nuestras formas de pensar, o nuestras manías, o nuestras cobardías. Deberíamos pedir la ayuda de María, para que aprendamos a obrar como ella.
3.  Junto a María está José. Podría decirse que es el protagonista del evangelio de hoy. José, que normalmente tiene la imagen de un personaje de segunda fila, aparece hoy como el hombre que tiene la fortaleza y la confianza necesarias para aceptar el inesperado plan de Dios, y actuar decididamente según la voluntad del Señor en cuanto la ha descubierto. Él hace posible que se cumplan las promesas que Dios había hecho al pueblo de Israel. Su fe se apoya en la palabra de Dios, se fía de lo que Dios ha dicho y cree que Dios no deja nunca de cumplir lo que ha prometido. Sólo así es capaz de ir por el camino del Señor. Aunque sea a tientas, a oscuras.
Esta es la llamada más importante que nos hace el evangelio de hoy por encima de los aspectos más superficiales de la Navidad; el Espíritu Santo nos quiere llenar de su gracia como a María, como a José, para que también nosotros colaboremos en el nacimiento de Jesús en este mundo concreto en que vivimos. Una llamada a creer en la palabra del Señor, en las promesas del Señor. Él viene, él está aquí, y nos asegura su fuerza de salvación, sólo nos pide que humildemente, con el corazón limpio, sepamos escucharlo para descubrir cada uno cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida, cuál es el camino que cada día debemos emprender. Como José, como María.