La Ruta de los magos es un símbolo de nuestro camino hasta Cristo. Casi siempre venimos de lejos, atravesando el desierto de la fe, rodeados de oscuridad. Algunos se desorientan, otros se pierden, pero unos cuantos levantan los ojos al cielo y en medio de la noche descubren la estrella; hay que seguirla contra toda esperanza y perseverar hasta el final. Los magos se pusieron en camino y preguntaron “¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer? Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo“
Hermanas y hermanos:
1. Los Reyes Magos tienen mucho que enseñarnos. Un día comenzaron a buscar a Cristo, tuvieron que enfrentar pruebas, pero reaccionaron con valentía. Creer en Cristo supone correr un riesgo. Los Magos lo hipotecaron todo, se expusieron a las burlas de sus vecinos, se enfrentaron contra la corriente de los criterios del mundo. Para nosotros es además un peso que no podemos quitar de nuestra conciencia porque somos bautizados y nos hemos comprometido.
2. Los Reyes Magos nos enseñan a confiar valientemente en Alguien; nos enseñan cómo creer, cómo llegar a ser verdaderamente hombres libres que cuentan consigo mismos, felices de descubrir el mundo, la vida y su alma espiritual en un modo nuevo. La fe, decía el Papa Luciani, “es rendirse ante Dios pero transformando la propia vida”.
Nosotros exigimos siempre muchas garantías. Para hacer ese viaje iríamos a una agencia de turismo, pediríamos el itinerario, haríamos las reservas en los mejores hoteles y compraríamos una póliza de seguros. Queremos siempre demostraciones, evidencias, las cosas claras y visibles. Queremos que la fe sea geometría, queremos medir a Dios con nuestras calculadoras digitales. Queremos que la Iglesia sea como nos gusta a nosotros y que se comporte como nosotros somos y queremos.
3. Los Magos perdieron de vista la estrella. Son esas crisis de fe que a veces sufrimos. Los momentos de prueba forman parte de la pedagogía de Dios. Pero los Magos “preguntan”, no quieren resolver sus problemas solos. Dios en la historia no se revela directamente sino que normalmente lo hace a través de sus representantes. Quiere salvar al hombre a través del hombre. Así lo hizo en la encarnación. Es lo que sentimos después de una buena confesión; volvemos a encontrar la paz y el gozo porque hemos encontrado a Cristo.
¿Cómo traducir la actitud de los Magos en nuestra vida cotidiana? Ellos ven la señal y se ponen en camino para adorar al Mesías; cuando desaparece la estrella continúan buscando y preguntando, luego se alegran cuando vuelve a aparecer. Al llegar ante María y el niño lo aceptan como es, lo adoran y le ofrecen sus dones y su vida. Finalmente lo defienden de Herodes. ¿Es esto lo que hacemos todos los días para seguir a Jesucristo? Tenemos todo el año para llevarlo a la práctica, con la ayuda de Dios. Que así sea.